Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Cada gesto suyo era pura maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas https://martinajntj224311.blogginaway.com/39279495/cómo-el-cabezazo-de-zidane-cambió-la-final-del-mundial-2006